miércoles, 24 de octubre de 2018





LUNA DE JÚPITER IO


La ardiente y fascinante superficie de la luna de júpiter, Ío. Las fuerzas de marea provocadas por las interacciones gravitatorias con júpiter y las otras lunas del sistema provocan un vulcanismo intenso, el mayor de todo el sistema solar.







La sonda Galileo tomó estas fotografías, las más cercanas de toda su misión, en febrero del año 2000. Casi han pasado dos décadas desde que visitamos el maravilloso mundo de las lunas del quinto planeta, ya va siendo hora de volver.


Ío es el cuerpo del sistema solar con mayor actividad volcánica. Sus volcanes, a diferencia de los terrestres, expulsan dióxido de azufre. La energía necesaria para mantener esta actividad volcánica proviene de la disipación del calor generado por los efectos de marea producidos por Júpiter, Europa y Ganímedes, dado que los tres satélites se encuentran en un caso particular de resonancia orbital llamada resonancia de Laplace. Las mareas de roca sólida de Ío son ocho veces más altas que las provocadas en los océanos terrestres por la interacción gravitacional con la Luna.

Algunas de las erupciones de Ío emiten material a más de 300 km de altura. La baja gravedad del satélite permite que parte de este material sea permanentemente expulsado de la superficie, distribuyéndose en un anillo de material que cubre su órbita. Posteriormente, parte de este material puede ser ionizado resultando atrapado por el intenso campo magnético de Júpiter. Las partículas ionizadas del anillo orbital de Ío son arrastradas por las líneas de campo magnético hasta la atmósfera superior de Júpiter donde se puede apreciar su impacto con la atmósfera en longitudes de onda ultravioleta, tomando parte en la formación de las auroras jovianas. La posición de Ío con respecto a la Tierra y Júpiter tiene también una fuerte influencia en las emisiones de radio jovianas, que son mucho más intensas cuando Ío es visible
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